CARTA QUE ENVÍA SIMÓN BOLÍVAR A SU MAESTRO
DON SIMÓN RODRÍGUEZ (19 de enero de 1824)
REALIZADO POR: Licdo. YERMÍN ROMERO / 28/10/2012
Al señor don Simón
Rodríguez
¡Oh mi maestro! ¡Oh
mi amigo! ¡Oh mi Robinson, Ud. en Colombia! Ud. en Bogotá, y nada me ha dicho,
nada me ha escrito. Sin duda es Ud. El hombre más extraordinario del mundo;
podría Ud. merecer otros epítetos pero no quiero darlos por no ser descortés al
saludar un huésped que viene del Viejo Mundo a visitar el nuevo; sí a visitar
su patria que ya no conoce, que tenía olvidada, no en su corazón sino en su
memoria. Nadie más que yo sabe lo que Ud. quiere a nuestra adorada Colombia.
¿Se acuerda Ud. Cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre
aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá Ud.
olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros; día que anticipó por decirlo
así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener. Ud.
Maestro mío, que tanto debe haberme contemplado de cerca aunque colocado a tan
remota distancia. Con qué avidez habrá seguido Ud. mis pasos; estos
pasos dirigidos muy anticipadamente por Ud. mismo. Ud. formó mi corazón para la
libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el
sendero que Ud. me señaló. Ud. fue mi piloto aunque sentado sobre una de las
playas de Europa. No puede Ud. Figurarse cuán hondamente se han grabado en mi
corazón las lecciones que Ud. me ha dado; no he podido jamás borrar siquiera
una coma de las grandes sentencias que Ud. Me ha regalado. Siempre presentes a
mis ojos intelectuales las he seguido como guías infalibles. En fin, V. ha
visto mi conducta; Vmd. Ha visto mis pensamientos escritos, mi alma pintada en
el papel, y Vmd. No habrá dejado de decirse: todo esto es mío, yo sembré esta
planta, yo la regué, yo la enderecé tierna, ahora robusta. Fuerte y fructífera,
he aquí sus frutos; ellos son míos, yo voy a saborearlos en el jardín que planté;
voy a gozar de la sombra de sus brazos amigos, porque mi derecho es
imprescriptible, privativo a todo. Sí, mi amigo querido, Vmd. está con
nosotros; mil veces dichoso el día en que Vmd. pisó las playas de Colombia. Un
sabio, un justo más, corona la frente de la erguida cabeza de Colombia. Yo
desespero por saber qué designios, qué destino tiene Vmd.; sobre todo mi
impaciencia es mortal no pudiendo estrecharle en mis brazos; ya que no puedo yo
volar hacia Vmd., hágalo Vmd. hacia mí; no perderá V. nada; contemplará Vmd.
Con encanto la inmensa Patria que tiene, labrada en la roca del despotismo por
el buril victorioso de los libertadores, de los hermanos de Vmd. No, no se
saciará la vista de Vmd. delante de los cuadros, de los colosos, de los
tesoros, de los secretos, de los prodigios que encierra y abarca esta sombría
Colombia. Venga Vmd. al Chimborazo: profane Vmd. con su planta atrevida la
escala de los titanes, la corona de la tierra, la almena inexpugnable del
universo nuevo. Desde tan alto tendrá V. la vista; y al observar el cielo y la tierra,
admirando el pasmo de la creación terrena, podrá decir: "dos eternidades
nos contemplan: la pasada y la que viene; y este trono de la naturaleza,
idéntico a su autor, será tan duradero, indestructible y eterno como el Padre
del Universo." ¿Desde dónde, pues, podrá decir Vmd. otro tanto tan
erguidamente? Amigo de la naturaleza, venga Vmd. a preguntarle su edad, su vida
y su esencia primitivas; Vmd. no ha visto en ese mundo caduco más que las
reliquias y los desechos de la próvida Madre. Allá está encorvado con el peso
de los años, de las enfermedades y del hálito pestífero de los hombres; aquí
está doncella, inmaculada, hermosa, adornada por la mano misma del Creador. No,
el tacto profano del hombre todavía no ha marchitado sus divinos atractivos,
sus gracias maravillosas, sus virtudes intactas. Amigo, si tan irresistibles
atractivos no impulsan a V. a un vuelo rápido hacia mí, ocurriré a un apetito
mas fuerte. La amistad invoco. Presente V. esta carta al Vicepresidente: pídale
Vmd. dinero de mi parte, y venga Vmd. a encontrarme.
Pativilca, 19 de enero de 1824
BOLÍVAR.
LA "CARTA DE PATIVILCA", ESCRITA POR SIMÓN BOLÍVAR EN HOMENAJE A SU MAESTRO DON SIMÓN RODRÍGUEZ, REPRESENTA UNO DE LOS DOCUMENTOS HISTÓRICOS MÁS BELLOS E IMPORTANTES QUE REALIZARA EN VIDA NUESTRO LIBERTADOR.
ResponderBorrarESTA CARTA ES UN PROFUNDO Y GRAN HOMENAJE QUE EL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR, LE HICIERA EN VIDA A SU NOBLE MAESTRO Y AMIGO PERSONAL "DON SIMÓN RODRÍGUEZ" (ESCRITA EL 19 DE ENERO DE 1824 EN EL PREÁMBULO DE LA BATALLA DE AYACUCHO).
ResponderBorrarTODO EDUCADOR(A) Y ESTUDIANTES DEBEN LEER Y ANALIZAR PROFUNDAMENTE LA "CARTA DE PATIVILCA": YA QUE ESTA CARTA REPRESENTA UN PROFUNDO Y GRAN HOMENAJE QUE EL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR, LE HICIERA EN VIDA A SU NOBLE MAESTRO Y AMIGO PERSONAL "DON SIMÓN RODRÍGUEZ" (ESCRITA EL 19 DE ENERO DE 1824 EN EL PREÁMBULO DE LA BATALLA DE AYACUCHO).
ResponderBorrarEsta carta lleva un mensaje de delicado reclamo al Amado Maestro en clave que solo ellos podrían compartir. Esta de regreso a América y no le ha enviados ni una carta; viene de un mundos de ruinas y decadencia incomparable con el mundo preservado y para el futuro. Lo está invitando a renunciar lo viejo e inútil para que comience a ver lo nuevo...pasado y futuro y el Chimborazo nuestra clave de interpretación y Enrique Dussel nos permite hacer la tomografía de toda la carta y el abismal trecho que separa al discípulo del maestro. Bueno abrirnos a un abordaje nuevo a esta Carta llena de luces para iluminar la Segunda Independencia y última del Imperio Norteamericano que nos tiene divididos a lo interior de cada nación y entre las naciones de América y El Caribe entre sí. El Decreto Obama es la Voz del Amo que pesa sobre toda América con la fuerza dela látigo de todas las armas en las guerras imperialistas sangrantes en el Medio Oriente como ESPEJO DE LO QUE NOS ESPERA si no despertamos y nos unimos. Escuchar a Ali Primera "La Guerra del Petróleo". Cruz Yayes Barco. www.sexologosyayes.com
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