INTRODUCCIÓN: La independencia política y económica que actualmente tiene la República Bolivariana de Venezuela, jamás será bien vista por quienes históricamente habían dominado y esquilmado nuestras riquezas naturales. En este sentido, a través de los catorce años que tiene en el poder el Presidente Chávez, hemos presenciado como ha sido objeto de ataques sistemáticos de todo tipo. Asimismo, siempre hemos sido severos críticos de la "pasividad" y "permisividad" con que este gobierno prácticamente ha premiado a sus detractores y enemigos declarados; igualmente, la impunidad de los delitos ha sido otro "cáncer" que está siendo mella en la Revolución Bolivariana, a estas alturas todavía hay "INTOCABLES" en Venezuela. Por lo tanto, al analizar la reciente tragedia que enlutó al pueblo de Venezuela no nos queda otra opción que la de "sospechar" y tener muchas reservas sobre las causas que originaron la explosión en la refinería más grande del mundo y, que supuestamente cuenta con los mejores y más modernos estándares de seguridad (lo cual no dudamos). Por tal razón, publicamos dos artículos extraídos de la página de "aporrea.org" que pueden ayudar a comprender la actual situación de peligro y posibles sabotajes de la que puede ser víctima las principales industrias de nuestra Patria.
CLAVES DEL SABOTAJE PETROLERO DEL 2002
Por: Adrián Figueroa León (*) | Martes, 20/12/2011 10:42 PM http://www.aporrea.org/energia/a135695.html
Durante estos últimos 13 años la
Revolución Bolivariana ha tenido que derrotar diversas agresiones, sabotajes,
conspiraciones, guarimbas, guerras mediáticas, intentonas de golpes de estado y
magnicidios orquestados por el imperio norteamericano así como representaciones
apátridas de Fedecamaras, la CTV, Militares y hasta la propia iglesia, quienes
forman parte de la extrema derecha y se encuentran agrupadas en la cúpula de la
llamada (MUD).
Todas estas situaciones fueron anticipadas por el Manifiesto Comunista
(1848) que registra la argumentación ideológica y el planteamiento de la lucha
de clases sociales. Así lo confirma la realidad de nuestro país, donde se
está librando una intensa lucha clasista a nivel nacional e internacional.
El pasado 2 de diciembre se cumplieron 9 años desde que la meritocracia
petrolera paralizó la principal industria de nuestro país con la finalidad de
intentar detener el proceso revolucionario y derrocar al gobierno bolivariano
elegido por la mayoría del pueblo venezolano.
Es importante recordar que el nefasto sabotaje petrolero dejó un saldo
superior a 20.000 millones de dólares[1] en pérdidas a la
nación como consecuencia de la paralización de las actividades en nuestra
principal industria. La producción petrolera pasó de 3.000.000 de barriles
diarios a tan sólo 25.000 barriles diarios[2], se paralizaron las
refinerías, gasoductos y los puertos de embarque.
Hasta el año 2002, PDVSA estaba prácticamente secuestrada por las élites
gerenciales de la meritocracia petrolera, quienes conducían una empresa que
estaba en contradicción con los intereses del Pueblo Venezolano, y apuntaban a
una segura privatización de la principal industria del país con sus políticas
de tercerización y outsourcing.
Con la llamada apertura petrolera se estableció una serie de políticas y
prácticas que favorecieron los intereses de las grandes empresas
transnacionales que operaban en el país y que durante todo el siglo pasado
saquearon nuestras reservas de hidrocarburos generando adicionalmente un gran
pasivo ambiental en complicidad con los gobiernos corruptos adeco-copeyanos de
turno.
La trágica apertura petrolera ideada por los meritócratas de la vieja
PDVSA tuvo varias fases[3]que vale la pena
desenmascar; el primero de ellos fue la
llamada “internacionalización” donde la tecnocracia petrolera en perjuicio del
pueblo venezolano, promovió negocios en otros países como por ejemplo EEUU y
Alemania, adquiriendo circuitos de refinerías que dejaron poco beneficio al
Estado Venezolano. En la segunda fase se comienza a privatizar
sistemáticamente la producción petrolera a través de la asignación de áreas de
producción en el marco de los convenios operativos y las asociaciones
estratégicas, haciendo además un uso irracional de nuestro petróleo. La tercera
fase de la apertura petrolera tiene que ver con el tratamiento irracional que
se le dio a la Faja Petrolífera del Orinoco, el reservorio de petróleo más
grande del planeta, el cual fue desconocido por la gestión de la vieja PDVSA,
quienes decían sistemáticamente que era una acumulación de bitumen, atentando
contra los intereses de la nación, el pueblo venezolano y hasta de la OPEP.
Antes de la llegada del Gobierno Bolivariano se había desarrollado un
esquema entreguista de la industria petrolera, donde los intereses de las
empresas transnacionales controlaban a nuestra principal industria y hasta el
antiguo Ministerio de Energía y Minas. Promovieron la idea que los
barriles de la Faja no eran petróleo sino bitumen y se vendían a precio de
referencia de carbón, 4 USD aproximadamente.
Los gringos estaban al frente de los convenios operativos y PDVSA no
tenía la mayoría accionaria, igualmente se implantó un régimen fiscal que en
nada favorecía al pueblo venezolano, tan solo se pagaba el 34% de impuesto como
cualquier actividad comercial y el 1% por concepto de regalías, es decir, no se
pagaba la tasa vigente del 16,66%). Cualquier disputa relacionada con los
antiguos convenios operativos se decidían en jurisdicción internacional como
por ejemplo, los casos que se suscribieron con las operadoras Exxon Mobil,
Chevron-Texaco y la Conoco Phillips por tan solo mencionar algunas.
Al mismo tiempo que llega el Gobierno Bolivariano al poder como mandato
del ejercicio popular, debemos recordar que comienza toda una gesta golpista
desde diversos sectores. Uno de éstos, fue la meritocracia petrolera que
actuaron en forma premeditada, bajo el hilo conductor del imperio
norteamericano, en complicidad con generales golpistas, cúpulas empresariales y
sindicales, así como las organizaciones no gubernamentales (intermediarios de
la CIA), iniciaron el 2 de diciembre de 2002 un paro-sabotaje petrolero que duro
63 días que dejó un trágico saldo para el pueblo venezolano, que pretendió
derrocar al Presidente Chávez, abolir la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y consagrar a PDVSA en un Estado dentro de un Estado.
Debemos recordar que uno de los detonantes de las aventuras golpistas,
es la oposición a un conjunto de medidas tomadas por el Gobierno
Bolivariano en el marco de 49 leyes habilitantes, especialmente la Ley Orgánica
de Hidrocarburos y la Ley Orgánica de Tierras, las cuales venían a rescatar
nuestra Soberanía Petrolera y a liquidar el modo de producción latifundista.
A partir de la derrota del sabotaje petrolero, logramos una victoria
popular que permitió liberarnos de la injerencia norteamericana en la
conducción de nuestra política petrolera y sus empresas transnacionales, que
durante un siglo esquilmaron nuestras riquezas petroleras.
Con el surgimiento de la nueva PDVSA, se comienza a consolidar la
Siembra del Petróleo o como lo diría el Dr. Álvaro Silva Calderón, la
“internalización del petróleo”, al mismo tiempo se impulsa la política de Plena
Soberanía Petrolera, la cual restituye al Estado y el Pueblo Venezolano el
control sobre el uso y aprovechamiento de los hidrocarburos, que nos permita
avanzar para desarrollarnos integralmente en lo económico y socioproductivo,
alcanzar una estructura social incluyente, desarrollo de una nueva estructura
socioterritorial, diversificar nuestras relaciones y quebrar la dependencia de
potencias norteamericanas y europeas.
Hemos alcanzado importantes logros en el marco de nuestra Plena
Soberanía Petrolera, como por ejemplo la restitución de un régimen fiscal que
asegura la maximización de la captura y la distribución de la renta petrolera,
al mismo tiempo la Cuantificación y Certificación de 296.500 millones de
barriles de petróleo a lo largo de la Faja Petrolífera del Orinoco, la cual
cuenta con una extensión de 55.314 km2, con cuatro (4) grandes áreas (Boyacá,
Junín, Ayacucho y Carabobo) ubicadas al sur de los estados Monagas, Anzoátegui
y Guárico.
Ciertamente, tenemos las mayores reservas de petróleo del mundo y una de
las más importantes de gas, para darle un uso revolucionario, sin embargo no
podemos perder de vista que el enemigo de los pueblos, el imperio
norteamericano, es el mayor depredador y genocida de este planeta, quien con
tan sólo el 1% de la población mundial consume el 25%[4] de la energía que
se produce. Además, está alrededor del mundo desde el siglo pasado, provocando
agresiones, guerras, e intervenciones militares con el propósito de tener el
control de los recursos petroleros, gasíferos e hídricos.
Son muchas las tareas que tenemos por delante, expresadas en el Plan
Siembra Petrolera, el cual se articula muy bien con el Proyecto Nacional Simón
Bolívar o Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, sin embargo una
de las tareas más importantes es la defensa de nuestra industria petrolera, de
nuestra soberanía nacional, para seguir sembrando el socialismo
Luchar hasta Vencer! No Pasarán!
(*) Militante de la Revolución
Bolivariana
afigueroaleon@gmail.com
LA TRAGEDIA DE AMUAY Y EL 7 DE OCTUBRE
Por: Roberto López Sánchez (miembro de
Marea Socialista) | Domingo, 26/08/2012 01:49 PM | Maracaibo,
26 de agosto de 2012.
1. La explosión suscitada en el CRP en Amuay ocurre
en una fecha muy cercana al proceso electoral del 7 de octubre y por su
magnitud pudiera tener efectos en la intención de voto de algunos venezolanos.
2. No es descabellado pensar en un acto de sabotaje
ejecutado por agentes de inteligencia enemiga (criollos o extranjeros) que
actúen infiltrados dentro de nuestra industria petrolera. De que hay
infiltrados en PDVSA podemos estar seguros. De que son capaces de volar una
refinería y más que eso, también estamos seguros. Por tanto, la investigación
que realice el gobierno bolivariano no debe dejar cabos sueltos y buscar hasta
debajo de las piedras para descartar esa posibilidad de sabotaje.
3. Si se descartara el sabotaje, entonces la
explosión sería resultado de fallas gravísimas en los mecanismos de seguridad
industrial de la propia empresa petrolera. Nuevamente, de ser esta la razón de
la tragedia que conmueve al país, habría que llegar hasta las últimas
consecuencias. No sólo despedir a los responsables directos e indirectos, sino
ejercer contra ellos todas las acciones penales correspondientes para que
paguen con cárcel su negligencia laboral.
4. No deja de levantar suspicacia, como lo han
señalado varios articulistas de aporrea, que algunos personajes de encuestadoras
habían afirmado antes de la tragedia que sólo un “evento catastrófico” sería
capaz de voltear las intenciones de voto de los venezolanos, pues todas las
encuestas hasta ahora dan ganador al presidente Chávez por 15 y hasta 20 % de
diferencia.
5. Hemos dicho con anterioridad que las empresas
del Estado venezolano, y particularmente PDVSA, mantienen un esquema gerencial
propio de la cuarta república, en donde lo de socialismo sólo existe en los
afiches y murales pegados en sus oficinas, pero que prevalece un modelo de
gestión capitalista hasta los tuétanos. Ese modelo organizacional capitalista
favorece tanto la infiltración del enemigo como la burocratización de los
mandos gerenciales internos.
6. Es decir, en la no existencia de una verdadera
PDVSA socialista, la ausencia de control obrero de sus procesos internos, sin
elecciones democráticas de sus niveles gerenciales, sin contraloría interna y
transparencia administrativa, y en la que permanecen las formas despóticas de
dirección laboral, el secreto en la actuación de gerentes y estructuras
directivas, el uso discrecional del poder por parte de muchos gerentes, la
ausencia de formación ideológica en esos mismos mandos internos, la persecución
feroz contra todo trabajador que critique estas fallas y en general el
desarrollo de todo tipo de obstáculos para que en la empresa puedan surgir
cuadros con experiencia política, formación ideológica y capacidad profesional
para verdaderamente avanzar hacia una empresa socialista, pudieran encontrarse
las causas últimas de lo ocurrido en Amuay. Porque incluso si se demostrara lo
del sabotaje, pues esos saboteadores han podido ingresar y actuar libremente
dentro de la empresa debido a las fallas existentes y de las que hemos
mencionado sólo algunas.
7. Aunque no pensamos que la tragedia de Amuay vaya
a tener mayor incidencia electoral, o sea, no va a influir en la intención de
voto de la mayoría de los venezolanos, si pensamos que la misma debería ser un
llamado de alerta al gobierno bolivariano para evaluar profundamente nuestra
empresa petrolera, y comenzar desde ya a introducir modificaciones que apunten
a una verdadera empresa socialista. El modelo de control obrero enarbolado en
años recientes por los trabajadores de Guayana es un buen ejemplo a considerar
en esta dirección.